Yo diría que especialmente para la mala hostia, es nuestro traje de gala y del que estamos más orgullosos los españoles. No perdemos ocasión para lucirlo.
No habría que confundir aquellas regiones de malhablados, claramente identificables por costumbre, con ese país de los malhumorados que, como aquellos que a la hora de comer no encuentran algo apetecible que llevarse a la boca, adolecen de una permanente e insaciable estolidez.
Yo diría que especialmente para la mala hostia, es nuestro traje de gala y del que estamos más orgullosos los españoles. No perdemos ocasión para lucirlo.
ResponderEliminarHe buscado razones para rebatirte. No ha habido suerte. Saludos cordiales.
ResponderEliminarNo habría que confundir aquellas regiones de malhablados, claramente identificables por costumbre, con ese país de los malhumorados que, como aquellos que a la hora de comer no encuentran algo apetecible que llevarse a la boca, adolecen de una permanente e insaciable estolidez.
ResponderEliminarPonte un traje gris, piensa que eres Gregory Peck y se te quitara la mala hostia. Manuel E
ResponderEliminarEl traje de mala hostia pasa desapercibido, cuando alguien va de esa guisa nadie se fija en su traje. Beta
ResponderEliminarUn zarpazo que debe corroer el cuerpo.
ResponderEliminarVivir con resquicios de odio es sólo una parte.
La ventaja de los trajes regionales, es que si quieres, te los pones, pero el de la mala hostia, aunque no quieras, lo tienes puesto.
ResponderEliminarcuidado no te hagan un traje
ResponderEliminar