Visitas

jueves, 3 de febrero de 2011

AFORISMO DEL DÍA

 Los amantes se malogran en cónyuges en virtud del mismo principio irrebatible por el que los niños se arruinan en adultos.

6 comentarios:

  1. ¡Qué verdad tan cruel y tan auténtica!

    ResponderEliminar
  2. Cruz: Independientemente de que se agradece “el bien escribir”, acentuación y amblas exclamaciones incluidas..., aunque yo he de confesar avergonzada que cada vez utilizo menos la primera (iconito de vergüenza)... Cuánto dolor se intuye en tus palabras... ¿Eres un malogrado cónyuge o un niño malogrado?
    Con respeto. Con anónimo cariño.
    Y completamente de acuerdo... Al aforismo, un diez.

    ResponderEliminar
  3. No soy un malogrado cónyuge. ¡Soy un malogrado amante!

    ResponderEliminar
  4. Mmmm... (De pensar...)
    ¿Malogrado amante? Son palabras disonantes. Imposibles en la misma frase.
    Malogrado: Dicho de una persona o cosa, no llegar a su natural desarrollo o perfeccionamiento.
    Pero un amante es aquel que ama... Y el que ama alcanza siempre, en sí mismo, por definición, la plenitud de su objetivo: Amar.
    Otra cosa es que desespere, sacrifique, apueste y pierda. Que se rompa, se atormente, se quebrante y se desgaje.
    Pero..., ¿malogrado? No sé.

    ResponderEliminar
  5. Coincido contigo en la disonacia. En el resto también. Por eso puedo decir que, en mi caso, la plenitud del objetivo de amar es la que no ha llegado a su natural desarrollo o perfeccionamiento.
    Desbaratado, descompuesto, desvanecido, emborrascado, escacharrado, frustrado, arruinado, fallido, defectuoso, malparado, fracasado... ¿malogrado? Si sé.

    ResponderEliminar
  6. Se me ocurre...
    Desbarátame..., perturba con impía malquerencia todas las listas que mantienen en orden mi paz... Descomponme en mil partes irreconciliables. Desvanéceme, hazme humo. Emborráscame, conviérteme en densa bruma sobre cumbres “brontinianas”. Escachárrame, desimanta mi brújula, tuerce mi norte hasta desangrar mi rumbo. Frústrame, aniquila mis deseos, transmuta en quimeras mis anhelos, anula mi fe. Arruíname, que la devastación no permita jamás en mí redención tangible. Que aun fallido, defectuoso, malparado y fracasado, un amante, incluso malogrado, sigue siendo un amante. Y Amar es Vivir. Y Vivir, es no haber perdido del todo la partida.
    Y... Sí. Aunque quizá, de otra forma, yo..., también sé.

    ResponderEliminar